¿Qué cambió en el 2013?

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Introducción

Contra los que se la llevan fácil
Los miedos y los medios
La deuda de la gestión pública
Los internacionales

[divider]Introducción[/divider] [dropcap size=big]E[/dropcap]l quehacer en la música peruana durante el 2013, pasa por sorprendentes transformaciones, que pueden cambiar el panorama en adelante. El 2013 fue un año en que los distintos prejuicios que se tienen acerca de la música y los músicos peruanos se pusieron en discusión públicamente. Lo que pone en evidencia sus condiciones de producción, distribución y consumo. Para quienes recién le prestan atención y se dan cuenta de su complejidad y diversidad, el panorama puede ser confuso.

La histórica exclusión de los productores locales a los sistemas de distribución nacional de bienes culturales, hace creer a quienes no los conocen que «si las bandas locales no están en los medios masivos, debe ser porque no son suficientemente buenos» y muchos de quienes los conocen, no siempre han tenido la mejor disposición para invertir en la experiencia y apoyar pagando por discos y conciertos, que permiten que los circuitos culturales se auto sostengan.

Pero quienes ya llevan tiempo dentro de las distintas escenas musicales saben que hay cosas que están creciendo para bien. Ante los problemas, se generan soluciones, con los recursos que están a la mano en distintos contextos. Las bandas cada vez graban mejor, ensayan más, tocan con mejores equipos y editan discos para difusión digital y física. En nuestras agendas semanales se registran entre 30 y 50 conciertos por semana.

La profesionalización de la autogestión es la constante, tanto para músicos que buscan vivir y sustentar a sus familias de tocar lo que ellos han creado, así como para personas que para tocar sus propias músicas, trabajan en otras profesiones y «son su propio mecenas». Todo ello constituye un mundo musical aparte, una gran comunidad que comparte estímulos y restricciones.

La gran mayoría de la producción musical es «independiente» por convicción o por contingencia, porque quiere o porque no le queda otra, pues así se logra hacer música en el medio urbano local. Este año que pasó, se fueron preparando posibilidades históricas inusuales para que los distintos circuitos musicales se fortalezcan como parte de las industrias culturales en el Perú.

En ese sentido vamos a darle una mirada a algunos sucesos musicales que ocurrieron este año. Si bien están focalizados en Lima, tienen consecuencias en todo el país. Desde Sonidos en esta oportunidad, hablaremos no tanto de un listado de bandas de «lo bueno, lo malo y lo feo» del año, si no de fenómenos que nos parecen interesantes e información que puede servir para que cada uno investigue acerca de las músicas, artistas y circuitos que más pueda disfrutar, e incluso para que los músicos vean que muchas de las trabas se están rompiendo y que hay nuevas oportunidades para poder construir sus circuitos musicales a gusto.

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