Felix Casaverde – Guitarra Negra

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Una personal semblanza acerca del maestro de la guitarra afroperuana, recientemente fallecido. Por Fernando Elías, etnomusicólogo peruano radicado en Brasil.

Cuando cuestionado sobre sus conocimientos musicales, su manejo particular de la guitarra y su modo de interpretar las canciones y las cantantes que acompañó, Casaverde siempre respondía de la misma manera: “yo soy tan solo un analfabeto musical”.

La frase era más que una simple ironía. Con ella Félix recordaba un impasse cuando defendía el tema Landó, de Chabuca Granda, que participaba del Festival de la OTI en 1977. Aquella vez increpó al maestro Pancho Sáenz que la referida música no era un simple compás en tres tiempos, que el landó debía ser llevado más lentamente. Menudo atrevimiento el de increpar a un músico erudito, que por primera vez dirigía un arreglo que salía de los padrones de la OTI, que hasta entonces solo sabía de baladas, valses y boleros. ¿Música negra en la OTI? ¿Cómo así? Y así fue, y allí estaba el “pequeño” landó, escapando de control: sin el peso hipnotizante, sin la marcación en el aire, sin la voz de Carmen Rosa Basurco.

Y atrevido también era cuando se ponía a discutir con el “papa” del “renacimiento” afroperuano, Nicomedes Santa Cruz, y le explicaba que el negro “de por acá” no tenía ya mucho que ver con los negros “de por allá”, y que por aquí pasaron muchas gentes con sus culturas, que está la migración de chinos, que esto y que el otro. Y así se la pasó hasta la Semana de la Integración Cultural Latinoamericana, en 1986, cuando “Don Nico” lo llamó y le dijo: “Oye  hijo,  todo  lo  que  hemos  conversado estos  años…  tenías  razón…  todo  está  acá”. Y Don Raúl García Zárate estaba de testigo.

Félix “Casiverde”, como acostumbraba apodarse, nunca parecía haber llegado a un punto final de imaginación musical: siempre había algo que lo inquietaba. Por eso él era atrevido.

Por eso le robaba la guitarra a su papá, y anotaba los acordes en su cabeza. Por eso cantó “Sevilla  tuvo  que  ser  /  con  su  lunita  plateada…” en el  Radioclub Infantil de Maruja Velinda, a los 7 años. Por eso aprendió a “leer los pies”, cuando tocaba en el Conjunto Especializado Los Hermanos Casaverde junto a sus tíos y a su padre, Luis, pues así sabía qué canción debía ser la siguiente. Por eso se atrevió a mezclar Bugalú, Santana e Eddie Palmieri con El Sexto Poder, banda que formara con colegas de la media industrial del Ricardo Palma y amigos de infancia.

Por eso se enroló en la Fuerza Aérea como mecánico de manutención de motores de avión y como piedra en el zapato de varios altos mandos que lo acusaron de traidor. Por eso después viajó a Brasil como cajoneador y luego conoció a Chabuca en una peña. Por eso la genial compositora sintió un tremendo frío en la barriga cuando supo que su guitarrista era hijo de Felicita María, ama de César, hermano de Chabuca. Por eso se cerró un círculo y surgió el disco Tarimba Negra, en 1978, que pretendía marcar a “las otras razas” con “la dulce marca de la danza”.

Por eso Félix inventó Cuatro Tiempos Negros Jóvenes y nos provocó con su zapateo, su marinera limeña, su landó y su festejo.

Y allí lo recordó todo, lo pensó en los dedos, lo inventó, lo imaginó.

Félix imaginó una negritud costeña llena de viajes musicales, de programas radiales, de peñas familiares, de calles empedradas imaginadas por Chabuca, de tiempos jóvenes, de contratiempos, de síncopas, de canciones y melodías que maquinaba en su memoria y no las quería escribir.

¿Y para qué las iba a escribir, digo, para quién si nadie toca el landó como él?

Ese “analfabeto musical”, negro y joven, escribió páginas bastante atrevidas para la guitarra peruana. Hay quien diga que lo que hacía era fácil. Fácil “pero” bonito. Yo digo que bonitos son los silencios que Félix controlaba entre nota y nota y que la música erudita llama de cadencia, que nada más es que la “manera de terminar una frase musical” o el “reposo marcado de la voz o del instrumento”, según el diccionario de la RAE.

Y escribir muchas notas varios pueden, pero reposarlas pocos. Y peor si hablamos de reposar notas en un landó, de descansarlas.

Y de descansar las notas como Félix las descansa mucho menos. Eso sólo lo hacen negros jóvenes como él.

Datos:

  • Félix Casaverde Vivanco nació un 23 de abril de 1947. Es el tercer hijo de Felicita María Vivanco Vivanco y Luis Alberto Casaverde Ardiles. Sus hermanas, Ana María y Marga, fallecieron por problemas de salud cuando aún tenían 2 años y medio y 8 meses, respectivamente.
  • Fue guitarrista de diversas cantoras como  Susana Baca, Eva Ayllón, Tania Libertad, Olga Milla, Carmina Cannavino, y recientemente, Carmen Lamarque y Mirtha Guerrero, entre otras.
  • Tiene dos discos editados y producidos por él, “Félix Casaverde – Somos Adú” (IEMPSA, 1986), y “Memorias de Félix Casaverde – Guitarra Negra” (IEMPSA, 1990).
  • Eventualmente, produjo otros discos cuyo destino fue el mercado internacional europeo y estadounidense: uno fue “PERÚ  –  Música  Negra” (A.S.P.I.C.  Suisse,  A.S.P.I.C. France: 1986), y el otro “Guitars of the Americas, Eric Madriguera and Felix Casaverde” (Documentary Arts).

* Fernando Elías Llanos es periodista, compositor, guitarrista y etnomusicólogo. Desde 2006 reside en São Paulo (Brasil), donde desarrolla su vida profesional. En 2011 sustentó una investigación titulada “Félix  Casaverde,  “violão  negro”:  identidade  e  relações  de  poder  na música  da  costa  do  Peru”, en el Instituto de Artes de la Universidade Estadual Paulista.

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